Witchcraft On Screen: Living Deliciously

“These archetypicals descriptions [of the witches] are addicting to watch, and are often an expression of the “monstrous-femenine,” which reflects male anxieties about the female body” (p.111.)

“The Witch does offer one ecstatic visión of an alternate universe for women to inhabit. A space to find sanctuary with other women unemcumbered by God and patriarchy, a blood-soaked, clothing-optional, ladies-only occult Paradise that’s  the stuff of misandrist, separatist wet dreams” (p.116.)

“Witchcraft On Screen: Living Deliciously” en Witches, Sluts, Feminists (pp. 111-118)

Autora: Kristen J. Sollée     
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El 15° ensayo dentro del libro Witches, Sluts, Feminists (2017) de la pluma de Kristen J. Sollée lleva por título “Witchcraft On Screen: Living Deliciously”, en él Sollée realiza un breve recorrido temporal en el que los imaginarios cinematográficos son vinculados con expresiones y gestos del movimiento feminista. La autora señala que, a la par de que el movimiento feminista ganaba visibilidad en la década de los 60, la bruja cinematográfica comenzaba a trascender más allá de sus orígenes perversos, aunque también durante esa misma década, el arquetipo se mostraba ambivalente en el cine; por una parte, como una especie de nueva heroína feminista, por otra, bajo su monstruosidad clásica.

De acuerdo con Sollée, Con la cinta The Craft, de 1996, se introduce el canon de la “bruja adolescente feminista”, pero desde su punto de vista, lo que parecía ser una adhesión significativa al movimiento feminista de aquellos años, terminó convirtiéndose —al menos en el caso particular de esa película— en un círculo sexista en el que las mujeres adolescentes no pueden tomar las riendas del poder.

Al abordar películas más recientes, Solleé se enfoca particularmente en The Witch: A New-England Folktale (Eggers, 2015), cinta que, de acuerdo con la autora, ofrece “una visión extática de un universo alternativo habitable para las mujeres, un lugar desligado de Dios y del patriarcado, a pesar de algunas imperfecciones en su statement político” (p.156). El texto de Sollée, aunque presenta algunos destellos con destacable elocuencia, también posee algunos puntos discutibles y con amplios vacíos. Respecto a las películas referidas en su breve ensayo, la autora apenas hace mínimas descripciones de los guiones con tal de mostrar los argumentos muy grossomodo, mientras que el análisis, la profundización y la descripción de la imagen cinematográfica quedan completamente nulas, ya que Sollée utiliza los imaginarios cinematográficos sólo a partir de la sugerencia somera de sus marcos narrativos, pero descarta los desdoblamientos del lenguaje cinematográfico en su totalidad.En relación con su apreciación de The Witch,aunque la autora fija una postura crítica, resultaría indispensable un mayor desarrollo de sus argumentos para que, efectivamente, se le pudiera dar justiprecio como un referente indiscutible dentro del cine feminista políticamente activo de nuestros días.