I Married a Witch (1942)

I Married a Witch

También conocida como: “Me casé con una bruja”
Año de estreno: 1942
País: EUA
Director: René Clair
Arquetipo: Emancipador
Comentario:

En algún momento del siglo XVII, Jennifer (Veronica Lake) y su padre Daniel (Cecil Kellaway) fueron acusados de brujería y llevados a la hoguera por el puritano Jonathan Wooley (Fredric March), ancestro de Wallace Wooley (también interpretado por March) quien, ya en el tiempo presente, es un carismático político contendiente en las elecciones gubernamentales de su estado y en vísperas de contraer matrimonio con Estelle Masterson (Susan Hayward), la hija de un hombre influyente (Robert Warwick) que ha favorecido de manera importante la carrera política de su yerno.

Los inminentes planes del aspirante a gobernador se ven interrumpidos con la inesperada reaparición de los espectros de Jennifer y su padre, quienes han regresado 300 años después para continuar atormentando a la estirpe de quien les condenó en el pasado. Una vez que Jennifer logra apropiarse de un atractivo cuerpo para adquirir una forma humana, se acerca a Wallace con el afán de seducirlo, y bajo sus hechizos, atormentarlo en venganza por lo sucedido siglos atrás. No obstante, los planes de Jennifer cambian radicalmente cuando, víctima de sus propios sortilegios, termina por enamorarse perdidamente del político y a partir de entonces, la bruja comienza a hacer todo lo posible por casarse con Wallace y evitar su matrimonio con Estelle, inclusive llegará a utilizar sus poderes como bruja para manipular las elecciones y garantizar el éxito electoral de su amado. Tras una serie de intríngulis y después de tener un ríspido enfrentamiento con su padre, “el amor resulta más fuerte que la brujería” y Jennifer finalmente se casa con Wallace para formar un hogar y una familia.

I Married a Witch es una cinta que marcó la pauta para la reapropiación del arquetipo de la bruja en varios derroteros. Se trató de una de las primeras producciones en traer a las brujas del pasado al presente y en mostrar cómo es que su extraordinaria condición brujeril convive con la vida cotidiana y con situaciones más bien mundanas, lo cual podría ser considerado como la piedra angular de exitosos productos culturales ulteriores como la serie televisiva Bewitched (1964-1972) o la tira cómica Sabrina the Teenage Witch (1972), junto con sus adaptaciones en múltiples formatos y en distintas décadas. Asimismo, la película dirigida por René Clair — quien pese a la ligereza de este filme, no es un personaje menor en la historia del cine — destaca por deslindar al arquetipo de la bruja de una imagen avejentada y desagradable para más bien presentarlo mediante una mujer joven y guapa. Finalmente, I Married a Witch insinúa, aunque sea sutilmente, la utilización del arquetipo de la bruja para representar a mujeres que están en la búsqueda de forjar un destino propio, aunque en este caso, ese destino no llegue a distar demasiado de los estándares para las mujeres de la época.