Little Miss Magic (1998)

Little Miss Magic

También conocida como: “”Kidwitch”, “The Little Witch”.
Año de estreno: 1998
País: EUA
Director: Fred Olen Ray
Arquetipo: Fantástico
Comentario:

Deirdre (Vanessa Greyshock) es una bruja adolescente que, para subir al siguiente rango dentro de la jerarquía brujeril, debe de coadyuvar a Richard (Ted Monte), un buen hombre que desea obtener un ascenso en su trabajo para ganarse el reconocimiento de Kristin (Michelle Bauer), su ambiciosa y dominante esposa. Para comenzar a formar parte de la vida Richard, Deirdre se hace pasar por su sobrina recién huérfana, en busca de un hogar. Desde el primer momento en que la joven bruja es acogida en el hogar de su supuesto tío, ésta comienza a hacer uso de sus poderes para ayudarle. Con el apoyo de sus amigos y tras superar algunas peripecias menores, Deirdre logra su cometido y Richard obtiene el ascenso laboral que buscaba y de paso, el reconocimiento por parte de su demandante esposa. Una vez que Deirdre ha conseguido el éxito para Richard, debe decidir entre continuar con su vida como bruja o volverse una chica ordinaria y convertirse en la hija adoptiva de Richard y Kristin. La otrora bruja, finalmente, decide decantarse por la segunda opción y así, de ser una bruja.

A diferencia de narrativas exitosas de los años noventa protagonizadas por brujas adolescentes (como The Craft o Sabrina The Teenage Witch), en Little Miss Magic, la edad de la protagonista y su etapa de vida resultan completamente irrelevantes, ya que para el personaje de Deirdre daría lo mismo si en lugar de tener 13 años (al menos, en apariencia), tuviera 30 o 65, por lo que el nexo entre su adolescencia y el mundo de las brujas resulta, de sobra, trivial. En cambio, la cinta dirigida por el prolífico Fred Olen Ray, se vincula más con películas como I Married a Witch o Bell, Book and Candle, en las que sus protagonistas brujas, en un gesto de utilización del arquetipo que podría ser interpretado como “contra-emancipador”, rechazan su condición sobrenatural para abrazar un estilo de vida ordinario y plenamente afín a los convencionalismos familiares y sociales.