I Am Not a Witch (2017)

I Am Not a Witch

También conocida como: “No soy una bruja”
Año de estreno: 2017
Paises: Zambia, Reino Unido, Francia, Alemania
Directora: Rungano Nyoni
Arquetipo: Emancipador
Comentario:

Tras ser tildada como “bruja”, la pequeña niña Shula (Maggie Mulubwa) es expulsada de su comunidad y forzada a cohabitar con un grupo de brujas exiliadas en medio del desierto de Zambia.  En tal paraje, las mujeres sospechosas por brujería viven atadas (literal y simbólicamente) cumpliendo diversas tareas, ya sea como jornaleras, como “curiosidad” y atracción turística o más excepcionalmente, como videntes, haciendo uso de sus “dones sobrenaturales”. Al poco tiempo de haberse unido al aquelarre, Shula comienza a trabajar bajo el cobijo de un funcionario gubernamental (Henry B.J. Phiri) con quien, entre otras labores, ayuda a “identificar” criminales dentro de una lista de sospechosos. Aunque en un principio a la supuesta niña bruja no le resulta del todo desagradable el papel que le han puesto a desempeñar en la sociedad, no pasa mucho tiempo para que se devele la sobreexposición y la terrible explotación que le deshumanizan y victimizan, llevándola a un estado depresivo en el que la niña tiene que lidiar con el terrible peso de haber sido subjetivada como “bruja”.   

En una primera lectura, podría parecer que I Am Not a Witch se restringe a ser un retrato etnológico de algunas de las sórdidas prácticas de África subsahariana, pero la historia de Shula logra trascender linderos geográficos y culturales, ya que los múltiples ejercicios de violencia en contra de la niña y el resto de las “brujas” pueden ser homologables con un buen número de prácticas que desfavorecen a las mujeres de todo el mundo. Así como en Occidente, en Zambia operan una serie de funestas relaciones: el ser bruja siempre implica ser mujer y el ser mujer, sin importar el entorno, conlleva un sinfín de abusos sistémicos a partir de la subordinación de las mujeres frente a los hombres. Ante tal panorama, al menos en el final un tanto abierto de I Am Not a Witch, se abre la puerta a la resistencia y a la emancipación de las brujas y de las mujeres a través de la ruptura de sus ataduras.