Veneno para las hadas (1986)

Veneno para las hadas

También conocida como: “Poison for the Fairies”
Año de estreno: 1986
País: México
Director: Carlos Enrique Taboada
Arquetipos: Terrorífico y emancipador
Comentario:

Verónica (Ana Patricia Rojo) es una niña huérfana, astuta e imaginativa que vive con su abuela enferma y con su nana, quien día a día le cuenta relatos y anécdotas de momias, demonios y brujas. A su corta edad, Verónica ha desarrollado una excéntrica personalidad, una extraña predilección por temáticas macabras y el hábito de reconocerse a sí misma como una poderosísima bruja.

A la mitad del curso escolar, en el colegio en el que estudia Verónica, se incorpora Flavia (Elsa María Gutiérrez). Rápidamente, ambas niñas entablan una peculiar amistad en la que Verónica resulta siempre dominante y, tras una serie de coincidencias y extraños sucesos, Verónica le hace creer a Flavia que, efectivamente, es una bruja poseedora de todo tipo de poderes sobrenaturales.

Flavia invita a Verónica a pasar unos días en el rancho de su familia. En ese lugar, Verónica se empeña en conseguir una serie de ingredientes exóticos para preparar veneno para las hadas (las cuales, de acuerdo con una anécdota de su nana, son las enemigas naturales de las brujas). Tanto para Flavia como para la audiencia, cada vez es menos claro si Verónica es realmente una bruja o si todo ese universo brujeril construido por las niñas ha sido solamente el producto de la imaginación infantil; tal incertidumbre, a final de cuentas, trae terribles consecuencias para una de las niñas.

Con un guion sencillo, pero original y bien ejecutado, actuaciones infantiles afortunadas y una realización prolija, Veneno para las hadas es la mejor película mexicana en torno a la brujería que se ha filmado hasta este momento. Su aproximación sui generis al tema arroja interrogantes muy interesantes: ¿De dónde emerge el verdadero mal? ¿De las brujas o de sus inquisidores? y ¿Qué resulta más poderoso? ¿La superstición o la brujería?  Adicionalmente, no se puede pasar por alto que Veneno para las hadas tiene la peculiaridad y acierto de que todo lo que se muestra en la pantalla emerge desde la perspectiva infantil, los rostros de los adultos con los que las niñas interactúan nunca aparecen y, de hecho, su participación a lo largo de la trama siempre es más bien distante, lo que abona al carácter pueril siniestro que prevalece a lo largo de la película.