MATRIARCADO, MATRILINEALIDAD Y MATRICIDIO

Matriarcado, matrilinealidad y matricidio

Una característica constante en las representaciones de las brujas presenta una relación significativa alrededor del concepto de la maternidad. Desde la concepción moderna del arquetipo de la bruja a partir del Malleus Maleficarum, los imaginarios brujeriles han desplegado de diversas maneras toda una suerte de correlaciones determinantes y constituyentes del ser bruja a partir de las conexiones con la maternidad y lo maternal.

Es consabido que, en el fenómeno histórico de la Caza de Brujas, numerosas mujeres fueron enjuiciadas y ejecutadas en función de sus roles como sanadoras y parteras dentro de su comunidad. Su papel dentro de las prácticas sociales en el pasado no sólo implicaba una amenaza para la incipiente medicina moderna dominada por los hombres, sino también, les permitía el conocimiento cercano e íntimo con las mujeres de su comunidad en momentos, espacios y situaciones en donde era difícil que los hombres tuvieran cabida. El halo de extrañeza, secrecía y suficiencia que rodeaba a estas dinámicas exclusivamente femeninas desató su estigmatización por parte de las instituciones masculinas y masculinizantes, hasta casi lograr su extinción, al menos, en el plano de la cultura dominante.

En representaciones de brujas como en los grabados Sabbath de brujas (Ca. 1510) de Hans Baldung o “Linda maestra” de la serie de los Caprichos (1799) de Goya, se puede apreciar a mujeres de edad avanzada fungiendo como mentoras de mujeres jóvenes, iniciándolas en prácticas brujeriles y estableciendo así una trasferencia generacional de sus saberes. Mientras que esas imágenes llevaban en su concepción cierto mensaje de denuncia y reproche en contra de la corrupción de las jóvenes por parte de las ancianas abyectas, en un ejercicio de reapropiación y resignificación emancipatoria en torno a estas imágenes, esa transmisión de conocimientos se puede volver un gesto de complicidad, confianza, intimidad y apoyo entre mujeres de distintas generaciones. En varias películas con representaciones del arquetipo de la bruja en un tenor emancipador es posible ubicar este giro de significación, tal y como se puede ver en el plano de la película Hellbender (2021) que aparece en este panel, en el que se observa a Izzy y a su madre —ambas brujas— en un intercambio de miradas a través del cual se establece una asociación y alianza entre mujeres, entre brujas y entre generaciones.

En dirección contraria al gesto emancipador y de resignificación visto en Hellbender, algunas producciones cinematográficas recientes han apostado por la revitalización y permanencia del señalamiento de las mujeres más distantes en el matrilinaje —muchas veces, las abuelas— como presencias malignas que buscan corromper y destruir a las integrantes más jóvenes de sus familias. La ominosa figura de las abuelas en La influencia (Rovira, 2019) o Mal de ojo (Ezban, 2022) rememoran la desconfianza hacia las mujeres ancianas autosuficientes y conocedoras de saberes insondables.

Por otra parte, las jóvenes brujas protagonistas de películas como Thelma (Trier, 2017), The Witch (Eggers, 2015) o Carrie (De Palma, 1976) desarrollan una intensa confrontación con sus madres, quienes operan como sus antagonistas y represoras primarias al ser las portadoras y replicadoras de los atavismos sociales, culturales y religiosos que han dispuesto a las muchachas en condiciones de precariedad y opresión. Cuando tal enemistad alcance su punto límite, el matricidio se convierte en la única alternativa para la consumación de la autarquía y la expresión máxima de la liberación en contra del sistema y sus mecanismos de victimización.  

Así como como en ocasiones se despliega la fatal y tensa relación entre las brujas y sus madres, también a veces aparece una funesta relación entre las brujas y su descendencia, yendo del rechazo hasta el filicidio. Desde su concepción, los imaginarios modernos en torno a las brujas han presentado el sacrificio ritual de bebés en el nombre del diablo, así como el canibalismo infantil. La descripción de ambas prácticas fue utilizada como una perversísima tergiversación por parte de inquisidores y ejecutores para abordar el aborto y los métodos anticonceptivos a los que las mujeres recurrían en el pasado para así poder ir en contra de las obligaciones e imposiciones reproductivas de la que eran sujetas. Hagazussa (Feigelfeld, 2017) muestra una de las escenas más impactantes y explícitas dentro de los imaginarios cinematográficos en torno a las brujas: la solitaria Albrun comete filicidio y después, ingiere el cadáver de su hija.