“Though she seems to be a powerful figure for feminists, the witch in horror cinema continues to signal her origins as a figure used to delegitimise powerful women” (p.24)
“I have argued that Eggers’ modern folk horror film does nothing to stabilize or affirm the witch as a feminist icon. She remains one of horror cinema’s most ambivalent figures, in part because she is the amalgamation of fictional and non-fictional histories and myths. As a piece of folk horror cinema, The Witch deepens the ambiguity of its central figure, offering the witch variously as a symbol of female desire, female power, patriarchal fear and patriarchal power.”(p.38)
Witches, “Bitches” or Feminist Trailblazers?
The Witch in Folk Horror Cinema (2019)
Autora: Chloé Germaine Buckley
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De acuerdo con la autora del texto, el cine de horror se ha encargado de formar una imagen ambigua de la bruja, la cual resulta problemática para el feminismo y su intento por subvertir o desestabilizar símbolos misóginos.
Dentro del cine de brujas, aquellas cintas inspiradas en los textos “antiguos” generalmente reiteran una representación completamente negativa del personaje, mientras que aquellas que evitan la citación particular a esos textos abren la posibilidad a representaciones menos desfavorecedoras para las brujas (y por ende, para las mujeres).
Buckley menciona que en The Wicker Man (1973) se pueden visibilizar las múltiples miradas confusas que circundaban en ese tiempo respecto a la brujería. Las mismas contradicciones se manifiestan en cuanto al posicionamiento político de la cinta, a veces de carácter feminista, a veces misógino.
En relación con The Witch (2015) Chloé Germaine Buckley sostiene que esta película ha recibido una “sobre-interpretación feminista”, que probablemente no corresponda a la de la mayoría de las audiencias. De acuerdo con la autora del texto, muchas de las situaciones expuestas son el eco de lo presentado en otras cintas situadas en el s.XVII, las cuales, a su vez, se fundamentan en los textos fundacionales del arquetipo de la bruja (los cuales surgieron a partir de la mirada misógina masculina). Por lo que Buckley declara osadamente que The Witch no se libera por completo de un posicionamiento político más bien abierto y ambivalente. Asimismo, el satanismo presentado en The Witch, en el que las figuras se reúnen en torno a la adoración del diablo, puede ser interpretado como una estructura que, a pesar de ser contracultural, termina funcionando en un orden patriarcal.