Kanashimi no beradonna y el amor…

Kanashimi no beradonna y el amor…

Kanashimi no beradonna, más conocida como Belladonna of Sadness, es una película animada japonesa de 1973, basada en el texto La sorcière de Jules Michelet. La trama de la cinta se desarrolla a partir del tránsito entre los infortunios y el proceso de emancipación de Jeanne, una joven campesina de la Francia Medieval que termina convirtiéndose en bruja, ejercicio de subjetivación que le acarrea, en distintos momentos, la repulsión, la admiración o la conmiseración de su comunidad.

La luminosidad tanto narrativa como visual de la primera secuencia —la boda de Jeanne y el siervo Jean— contrasta radicalmente con la violencia de la escena inmediatamente subsecuente; ad hoc con las prácticas feudales medievales, el señor feudal cobra su “derecho de pernada” y Jeanne es violada justo antes de su noche de bodas. La representación de la violación desarrollada por Yamamoto y su equipo de animadores es contundente y brutal: la figura yaciente, trémula, desnuda y blanca de Jeanne contrasta con el fondo completamente negro, la tensa pasividad del plano se ve súbitamente  interrumpida cuando justo entre las piernas de Jeanne comienza a abrirse una fisura roja que, conforme al paso vertiginoso de los fotogramas, se va convirtiendo en una enorme grieta que va desgarrando en dos partes el cuerpo de la mujer, mientras la pantalla se ciñe completamente de rojo escarlata.

En concordancia con lo que desarrolla Sara Ahmed en el sexto capítulo de La política cultural de las emociones (2004), la tremenda perversidad de la práctica del “derecho de pernada”, representado de manera muy interesante en la cinta nipona, devela el giro siniestro con el que, institucionalmente, se pueden realizar actos sumamente viles “en el nombre del amor” y en el nombre de guardar el supuesto bienestar comunitario. El que los siervos consintieran que sus señores tuvieran la facultad de desvirgar a sus recién casadas, no sólo era un acto explícito de la transferencia de las jerarquías de un sistema colectivo claramente estratificado, a la intimidad corporal individual; también, tácitamente constituía un “pacto de hombres” (un acto de amor hacia la  mismidad) en el que los siervos mostraban  la fidelidad y la confianza en sus señores mientras que, simultáneamente, conservaban su “prestigio” al tener el aval —por parte de la máxima autoridad del feudo— de que su mujer era virgen y por ende virtuosa, lo que garantizaba que la unión matrimonial y la prole que de ella descendiera, habrían de ser buenas y justas para la colectividad.

En el marco argumental de Kanashimi no beradonna, la violación de Jeanne marca un punto de inflexión sin regreso. A partir de entonces, la protagonista será seducida —y se permitirá seducir— por el Diablo, quien le dará buena fortuna a cambio de su alma y de su carnalidad. Al poco tiempo, la prosperidad de Jeanne levanta sospechas y envidias entre los miembros de su aldea, quienes la descalifican como bruja, motivo por el cual Jeanne se ve forzada a escapar de la comunidad, refugiándose en la naturaleza, intimando aún más con su amante maldito y al mismo tiempo, volviéndose cada vez más sabia y poderosa.

Kanashimi no beradonna (1973)

Tras haber salvado de la peste a su gente, Jeanne es buscada por el señor feudal, quien al percatarse del poderío y del influjo sobre la plebe de la otrora campesina y ahora bruja, pretende convertirla en su aliada más cercana, ofreciéndole tierras, y títulos que la dejarían como la segunda persona más poderosa, solamente después de él. Jeanne rechaza categóricamente la oferta, lo que desata la furia del señor feudal, así como su afanoso empeño por capturar y ejecutar a la bruja lo antes posible.

Movilizando al pueblo más a través del miedo que de la plena convicción, el señor feudal por fin apresa y ejecuta públicamente a Jeanne, crucificándola y quemándola frente a la mirada incómoda de los habitantes del pueblo. La selección iconográfica de los realizadores, para nada es fortuita. El sacrificio de Jeanne, como el de Cristo crucificado habrá de traer la salvación. En los últimos planos de la película, los rostros de las campesinas serviles que presencian el sacrificio, poco a poco van transfigurándose en los rasgos de Jeanne, todas las mujeres se vuelven Jeanne mientras que las llamas terminan de calcinar el cuerpo de la bruja y la cruz de la que pende. Inmediatamente después, en la pantalla aparece un rótulo que, sobre litografías de la Revolución Francesa, enuncia: “El tiempo pasó. El 14 de julio de 1789, en la Bastilla, a la cabeza de la Revolución Francesa estaban dos mujeres”.

Kanashimi no beradonna es la historia de una bruja que encuentra su emancipación a través de su empoderamiento al pactar con el Diablo, pero también —paradójicamente, al igual que la historia del hijo de Dios— es una historia de amor.


REFERENCIAS

Ahmed, S. (2004). La política cultural de las emociones. México: CIEG-UNAM.
Sandoval, Ch. (2015). Metodología de la emancipación. México: PUEG-UNAM.
Tezuka, O. (productor) y Yamamoto, E. (director). (1973). Kanashimi no beradonna. Japón: SpectreVision, Mushi, Nippon Herald Films.