Vredens dag
También conocida como: “Dies Irae”, “Day of Wrath”, “Días de cólera”
Año de estreno: 1943
País: Dinamarca
Director: Carl Th. Dreyer
Arquetipo: Histórico
Comentario:
El Reverendo Absalon (Thorkild Roose) contrajo segundas nupcias con Anne (Lisbeth Movin), una mujer mucho más joven que él, hija de una acusada de brujería a la que salvó de la hoguera algún tiempo atrás. A la desabrida vida conyugal del matrimonio se suma Meret (Sigrid Neiiendam), la madre del reverendo, una mujer dominante y controladora que nunca ha visto con buenos ojos a su nuera. La tensa calma del hogar se ve interrumpida por el intento fallido de Anne por ocultar de las autoridades a Herlofs Marte (Anna Svierkier) una anciana cercana a su madre, también perseguida por brujería y sabedora de que el matrimonio del reverendo fue sólo un arreglo para salvar a la progenitora de Anne de una muerte segura. Tras ser capturada y torturada, Herlofs Marte termina ejecutada públicamente en la hoguera, desplegándose en la pantalla una de las escenas más impactantes y convincentes en la historia cinematográfica de las brujas.
Casi simultáneamente a la captura de Herlofs Marte se da el regreso de Martin (Preben Lerdorff Rye), hijo producto del primer matrimonio del reverendo y apenas unos pocos años mayor que su madrastra. Martin y Anne no pueden ocultar su atracción mutua y con el paso del tiempo su convivencia se vuelve cada vez más íntima, hasta el momento en el que su creciente vínculo afectivo se ve interrumpido por la súbita muerte del Reverendo Absalon, atribuida a los deseos y a las “perversas intenciones” de Anne. En un principio, Martin rechaza que Anne esté involucrada en la muerte de su padre, pero poco después de que Meret la acusa de brujería, la voluntad de Martin se doblega, su juicio se nubla y termina por apoyar la hipótesis de su abuela. Sola y desamparada, Anne termina por “reconocer” su supuesta culpabilidad, así como el inevitable destino que ello le conllevará.
Aunque Vredens Dag esté contextualizada en una villa europea de las primeras décadas del siglo XVII, el tipo de pactos, alianzas, sumisiones y convenciones sociales destructivas retratadas por la película Carl Th. Dreyer de 1943, prevalecen en los contextos de violencia aún vividos por muchas mujeres del presente.