Juego de brujas
También conocida como: “Witch Game”, “The Witch Game”
Año de estreno: 2023
País: Argentina
Director: Fabián Forte
Arquetipo: Terrorífico
Comentario:
Mara (Lourdes Mansilla) es una adolescente introvertida y rebelde cuyo único interés en la vida es jugar videojuegos. Una noche, una joven trastornada se presenta en la puerta de la casa de Mara, dejando una caja misteriosa. Mara toma la caja, la lleva a su cuarto, la abre y en su interior descubre un kit de realidad virtual. Mara, fascinada con el artefacto, comienza a jugar un videojuego inmersivo de brujería y hechicería. Con el paso de los días, Mara se distancia aún más de su familia y de todas las personas que la rodean, pasando todo el tiempo sumergida en el videojuego. Poco a poco, el límite entre la realidad y la virtualidad del juego se disuelve y la hermana menor de Mara, Sofía (Denise Barbara), es secuestrada por un demonio. Para enfrentar y derrotar al demonio, Mara debe de pasar una serie de pruebas y completar su entrenamiento como bruja, contando con la ayuda del brujo Leonel Arrieda (Ezequiel Rodríguez) y las brujas Astrid Kyteler (Virginia Lombardo) y Bea Magyar (Natalia Grinberg).
La premisa narrativa de Juego de brujas puede tener algunos puntos originales e interesantes y su propuesta visual tiene ciertos aciertos que por momentos recuerdan a cintas como The Lords of Salem (2012) o The Craft (1996), refrescando el vínculo entre la contracultura juvenil y la brujería. Incluso, hay que reconocer que la resolución en el final de la cinta no resulta del todo desafortunada ya no es completamente predecible; sin embargo, en general, la aproximación hacia la brujería y su representación es un tanto extraña, superficial y poco congruente con los convencionalismos ligados al arquetipo, ya que en Juego de brujas, todo parece indicar que las brujas y los brujos resultan ser una suerte de cazadores de demonios, lo cual desarticula y contradice uno de los principales rasgos de la brujería, es decir, la complicidad con entidades demoníacas.
Juego de brujas retoma al universo de las brujas básicamente en sus valores estéticos —si no es que más bien “cosméticos”— y en ningún momento apuesta por la resignificación política del arquetipo ni, mucho menos, en su revaloración como baluarte feminista.