En el cine, la bondad de las brujas se presenta mediante la comedia, mientras que su maldad, mediante el horror.
“[…] a recorrência da comicidade para retratar o lado bom das bruxas. Talvez como forma de distanciá-las da atmosfera de terror, a comédia sirva como estilo preferido para essa representação. Jennifer, Samantha, Endora, Alexandra, Jane, Sukie e Elvira fazem o público rir como forma de aproximação e aceitação da bruxa, mais uma vez, como parte da sociedade.”(p.189.)
“Assim, percebemos que em nossa era contemporânea é possível constatar releituras de um feminino marcadamente sombrio e desigurado pelo poder patriarcal de nossas sociedades. No entanto, tais releituras podem acabar retornando ao estado mais perverso que, assim como Satanás, perseguem e espreitam a sociedade e a cultura popular que recria tal imaginário.”(p.192.)
A imagem da bruxa: da antiguidade histórica às representações fílmicas contemporâneas (2019)
Autoría: Bruno Vinicius Kutelak Dias y Regina Helena Urias Cabreira
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De acuerdo con Kutelak y Urias, en el pasado remoto, lo femenino era visto como fuerza fundamental para lograr la supervivencia. Desde su perspectiva, los desacuerdos entre lo masculino y lo femenino, se remontan a los orígenes civilizatorios del pueblo sumerio (ca. 4,000 a.C.). A pesar de cierta desmitificación de la Diosa Madre, tanto griegos como romanos perpetraron tradiciones antiguas en torno a deidades que conservaban un carácter mágico en celebraciones que, en el futuro, habrían de equipararse al Sabbath de las brujas. Tales fiestas se llevaban a cabo en la noche, lo que también preludiaría los encuentros satánicos nocturnos de las brujas.
Con el ascenso del cristianismo, las deidades femeninas se fueron desdibujando y a la par, la inteligencia y autonomía psicológica de las mujeres se fue menospreciando, lo que supuestamente las hizo más susceptibles a ser tentadas por el diablo y, por ende, convertirse en brujas.
Respecto al cine, según el autor y la autora del texto, con la Bruja Malvada del Oeste del Mago de Oz (1939), se enfatiza el funcionamiento del trinomio fealdad + vejez + maldad como parte esencial de la configuración del arquetipo de la bruja. Mientras que las brujas que no fueran ni feas, ni viejas, iban a presentar, generalmente, una moralidad positiva, como es el caso de Jennifer en I Married a Witch (1942). Mientras que, en películas como Elvira: Mistress of the dark (1988) o The Witches of Eastwick (1987), se trastoca la fealdad inherente a las brujas, pero su belleza, sensualidad y erotismo también acarrean pecaminosidad a través de la lujuria y la lascivia (una moralidad inferior a la masculina).
En la década de los 90 surgen los materiales audiovisuales que presentan a la “bruja adolescente” con películas y series como Sabrina, The Teenage Witch (1996), The Craft (1996) y Buffy, The Vampire Slayer (1997). Los autores identifican que el advenimiento de las brujas adolescentes está ligado al boom del movimiento Wicca en la década previa, generando así un vínculo más cercano al neo-paganismo que al satanismo.
Para el siglo XXI, comienza a diluirse la relación entre fealdad y maldad en el arquetipo cinematográfico de la bruja con películas como Maléfica (2014) o Into The Woods (2014).